domingo, 7 de julio de 2013

'En las nubes...'


Me da algo de pena que una de mis palabras favoritas, como es ‘pareidolia’ no esté recogida en el DRAE, y es que me parece un término interesante tanto en su escritura, como pronunciación y desde luego, por su significado.

En esencia y resumiendo, vendría a ser el fenómeno psicológico mediante el cual reconocemos formas y patrones  ante estímulos visuales vagos. Ejemplos conocidos podrían ser las formas reconocidas en nubes, tostadas, árboles, y en definitiva en un sinfín de objetos.

Antropológicamente parece ser que tenía la finalidad de protegernos de depredadores y otros peligros. Supongo que tiene su lógica, si crees reconocer la forma de un león en un matorral y te alejas, tal vez estés salvando tu vida, aunque el precio a pagar por ello sea privarte la mayoría de las veces de experiencias que lejos de ser peligrosas tal vez resultaran muy enriquecedoras. Actualmente, aun con vidas en términos generales mucho más seguras, seguimos viendo muchas formas donde no las hay, cada uno con el filtro de nuestra cultura y cómo no, de nuestras expectativas.

Incluso los que siendo algo sibaritas somos capaces de disfrutar encontrando la belleza hasta  en los más pequeños detalles (no puedo dejar de acordarme de ‘Amelie.’), además de formas, creemos o deseamos ver señales, la mayoría de las veces como resultado de una conjunción cósmica, que (ya puestos) esperamos nos sea favorable. Y es que un poco de autoengaño de vez en cuando tampoco viene mal.

En estas historias ando yo últimamente, que trato de  rebelarme ante una gran carga de trabajo, y en el intento de disfrutar intensamente el escaso tiempo libre que me queda, no dejo de recibir mensajes y señales hacia una ‘slow life.’, ya sea intercambiando impresiones con personas recién conocidas en sesiones de coaching grupales, reencontrándome casualmente con viejos amigos a los que hacía años que no veía, encontrando reseñas bibliográficas por la red como ‘Conversaciones con mi gata.' ó incluso leyendo las simpáticas camisetas de los camareros del chiringuito al que asisto casi como a una segunda residencia (*).

Desconozco si conseguiré algún día organizarme mejor la vida, de manera que tengan cabida tantas y tantas inquietudes personales como albergo, pero mientras tanto iré a reflexionar caña en mano a mi chiringuito de cabecera.

Si no nos vemos por aquí en un tiempo….. ¡Feliz verano!

 


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