Dos décadas acaban de cumplir un par de
películas completamente diferentes como son ‘Amor a quemarropa.’ y
‘El último gran héroe.’
, pero que parten de una trama común, y es que ambas comienzan con el protagonista
yendo al cine solo. No pude verlas en su estreno, pero incluso en casa, reconozco
que, aun sin haberlo experimentado
todavía, la idea de visionar pelis solo en las salas, me parecía algo extraño y atractivo a
la vez.
Era mi época de instituto en
Torre Pacheco y ya entonces enamorado de la gran pantalla, sin carnet de
conducir y con la paga semanal como únicos ingresos, tenía ciertas dificultades
para trasladarme a las salas de Cartagena con la frecuencia que hubiera
deseado.
Como la todos vosotros que me
leéis, muchos giros argumentales de todo tipo ha dado mi vida desde entonces, y
en los últimos años pienso bastante en los peculiares ingleses y de si sabrán mucho de soledad, por lo acertado
de distinguir entre los adjetivos ‘lonely’ y ‘alone’, siendo el primero
aplicable a un estado voluntario, buscado; y el segundo, de alguna manera
impuesto, o sobrevenido. Y es que mi vida ha oscilado en los últimos años al
ritmo de un péndulo caprichoso y
escurridizo entre ambos, como resortes de un muelle imaginario que me atrae
hacia uno cuando se acerca demasiado al otro.
Sin embargo, si hay algo que me
ha acompañado siempre entre tanta oscilación, ha sido mi amor por el séptimo
arte: como ‘lonely’, he disfrutado muchísimo entre butacas estrenos de películas de Sofía Coppola, Quentin Tarantino,
David Lynch, Isabel Coixet, Woody Allen, Lars von Triers, Julio Medem, Lasse
Hallström, Daniel Sánchez Arévalo y un largo etcétera; como ‘alone’, en cambio,
son muchas las noches sin plan alguno como la de hoy, en las que prefiero
elegir la que menos me disgusta de la cartelera para visionar, a veces con gratas
sorpresas, películas de prácticamente cualquier género.
Pero, será por
sibarita, o por enamorado de la belleza en general, que no hay sesión sin
excepción, en que haga una cuenta atrás mental deseando que el cero coincida
con la atenuación y posterior apagado de las luces de la sala, para
inmediatamente disfrutar hasta de los tráiler con la emoción de quien disfruta
ensimismado de la magia de lo nuevo por primera vez…
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